Fin del cepo en Argentina, ¿inicio de un nuevo ciclo?

No vamos a hablar de Uruguay porque, fiel al estilo nacional, en Semana de Turismo (Santa, Criolla o de la Cerveza, elegí tu team), hasta la economía se tomó licencia. Por eso cruzamos el charco: esta semana, todas las miradas están puestas en Argentina.

El gobierno anunció el fin del cepo cambiario, vigente desde 2019. Desde el lunes pasado, personas y empresas pueden operar en el mercado de cambios con menos restricciones.

• Personas: se eliminó el límite de compra mensual de USD 200 y se habilitó el acceso al mercado oficial, con algunos límites, y sigue vigente el 30% de recargo a los gastos con tarjeta en el exterior.
• Empresas: se flexibiliza el acceso a divisas para pagar importaciones, girar utilidades y saldar deudas. Ahora pueden pagar importaciones en el momento (antes no), aunque todavía no pueden anticipar pagos.

Este paso forma parte del programa de estabilización económica y responde a uno de los compromisos asumidos con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Para hacerlo posible, el gobierno implementó una banda de flotación para el tipo de cambio, que va desde un piso de $1.000 a un techo de $1.400 argentinos por dólar. La banda se ajustará mensualmente (ambos extremos suben 1% por mes) y el Banco Central de la República Argentina (BCRA) está obligado a intervenir: si el dólar baja del piso, compra dólares para sostener el tipo de cambio y acumular reservas; si sube del techo, vende para evitar una devaluación mayor. Dentro de esa banda, el dólar flota libremente.

Para sostener este esquema, el Banco Central necesita respaldo. Por eso cuenta con acuerdos de financiamiento por unos USD 23.000 millones en 2025: unos 15.000 millones del FMI6.100 millones del Banco Mundial y del BID, y 2.000 millones de bancos y fondos privados. Con ese respaldo, el BCRA busca tener margen para intervenir cuando sea necesario.

¿Qué impactos puede tener esto para Uruguay?

Un dólar más estable en Argentina podría reducir el desvío de consumo hacia el otro lado del río, como ya se empezó a notar desde el segundo semestre de 2024. Es una buena noticia para el comercio local en zonas fronterizas, que viene recuperando algo de terreno. Además, con un panorama más previsible, podría aumentar el flujo de turistas argentinos, como ocurrió en el primer trimestre de 2025.

Por otro lado, si el proceso de estabilización avanza con éxito, Argentina podría volver a captar inversiones extranjeras que en los últimos años se volcaron hacia Uruguay, atraídas por su mayor estabilidad. Todavía es difícil estimar cuándo y en qué medida podría sentirse ese cambio, pero es un factor a seguir de cerca.

¿Y ahora qué?

Argentina avanza hacia la normalización cambiaria. El plan es ambicioso y cuenta con respaldo, pero no está libre de riesgos. Todo dependerá de si logra frenar la inflación, acumular reservas y mantener la confianza.

SOFIA KATZENSTEIN

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