¿Ferrari fundida o un país sólido? ¿Cuál es el estado de la economía uruguaya?
La semana pasada comenzó con polémica cuando el prosecretario de Presidencia, Jorge Díaz calificó el estado de la economía como una “Ferrari fundida”. El nuevo ministro de Economía, Gabriel Oddone, se desmarcó y aseguró que Uruguay es un "país sólido". Pero, ¿cuál es la verdadera situación de la economía?
Primero, es clave diferenciar la situación económica de la financiera. La primera refleja el nivel de actividad, es decir, cuánto se produce, cuántos empleos se generan y cómo evolucionan los ingresos de las personas. La segunda, se refiere a las cuentas del gobierno, es decir, cuánto recauda, cuánto gasta y cuánto debe.
Vamos a analizar algunos datos clave. En primer lugar, en relación a la situación económica, en los últimos cinco años se registró un crecimiento promedio de 1,3%, por encima del 0,9% del período anterior, aunque sigue siendo un crecimiento bajo para lograr mayores niveles de bienestar. Además, la inflación cerró en 5,5% en 2024, muy por debajo del 8,3% de fines de 2019 y, como vimos el lunes pasado en la última newsletter, se mantuvo dentro del rango meta del Banco Central por más de 20 meses consecutivos.
Asimismo, en el empleo, se crearon 107.000 puestos de trabajo, revirtiendo la pérdida de 53.000 del gobierno anterior. Por otro lado, el salario real - el salario ajustado por inflación, es decir, cuánto realmente puede comprar una persona con su sueldo- tras la caída en 2020 como consecuencia de la pandemia, se recuperó y hoy está 3% por encima del nivel de diciembre de 2019. Por último, la pobreza se mantuvo estable.
¿Y las cuentas del gobierno?
A pesar de estos indicadores positivos, Oddone advirtió que la situación fiscal del país es frágil pero manejable. Durante el último período de gobierno, la deuda pública aumentó más de 10 p.p. del PIB. Al mismo tiempo, el déficit fiscal —es decir, la diferencia entre lo que el Estado gasta y lo que recauda— se ha mantenido en niveles similares a los de 2019.
Sin embargo, Uruguay sigue siendo un país confiable en los mercados internacionales. Un indicador clave de esto es la calificación crediticia, que es la nota que asignan agencias internacionales como Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch para evaluar la solvencia de un país.
Una calificación más alta indica que el país tiene una gestión responsable de sus finanzas públicas y un bajo riesgo de incumplimiento. En los últimos años, la calificación de Uruguay ha alcanzado su nivel más alto en la historia, a diferencia de otros países de la región que han sufrido recortes en su nota.
En definitiva, la economía uruguaya muestra signos de solidez, con recuperación del empleo y una mayor estabilidad en precios e ingresos. No obstante, el desafío sigue siendo consolidar un crecimiento más dinámico con un manejo prudente de las cuentas públicas.
SOFIA KATZENSTEIN