El valor de la diversificación
Cuando piensan en invertir, muchas personas asumen que para poder hacerlo hay que lograr adivinar cuál es el mejor momento o el mejor activo para ganar dinero. Pero la realidad nos ha demostrado que una de las formas más efectivas y simples de invertir bien es diversificar. El viejo y querido "no poner todos los huevos en la misma canasta". Pero vamos a desarrollar esta idea un poco más.
Diversificar una inversión quiere decir repartir el dinero en diferentes tipos de activos: acciones, bonos, propiedades, commodities como el oro, e incluso en distintos países. Así, si una de estas inversiones baja de valor, sabemos que hay otra que puede subir y ayudar a mantener el equilibrio. Es como tener un equipo de fútbol donde cada jugador cumple un rol diferente según el partido que se esté jugando.
Esto no es únicamente una apreciación teórica. A lo largo de la historia, los portafolios diversificados han demostrado ser más estables. Por ejemplo, entre 1990 y 2023, un portafolio con una combinación de 60% en acciones y 40% en bonos rindió un 8% por año en promedio. Comparado con un portafolio 100% en acciones, este valor no parece tan alto, pero tiene una característica muy atractiva: menor volatilidad, o dicho de forma más sencilla, menos subidas y bajadas. Esta diferencia en la estabilidad puede ser clave para muchos inversores que no están emocionalmente preparados para lidiar con un mercado muy dinámico.
Un caso claro fue en 2008, cuando el mercado de acciones cayó casi un 40%. Ese año estuvo marcado por el colapso del sistema hipotecario en EE. UU., la quiebra de grandes bancos y una fuerte pérdida de confianza global. Muchas personas que tenían toda su inversión en acciones vieron cómo su capital se reducía drásticamente en pocos meses. Sin embargo, quienes habían diversificado y tenían una parte de su dinero en bonos del gobierno de EE. UU., vieron cómo esa parte subía alrededor de un 20%. Esa diferencia de comportamiento ayudó a que sus pérdidas totales fueran mucho menores y a que pudieran beneficiarse más rápidamente cuando el mercado comenzó a recuperarse. Este ejemplo muestra claramente cómo diversificar puede protegernos en tiempos difíciles.
Otro beneficio de la diversificación es que ayuda a tomar mejores decisiones. Cuando tenemos una estrategia pensada a largo plazo, que se ajusta a nuestra realidad y necesidades, evitamos tomar decisiones impulsivas en momentos en los que el mercado esta sufriendo mucha volatilidad. En vez de entrar en pánico, seguimos nuestro plan. Esta calma es clave para que el dinero crezca con el tiempo.
La buena noticia es que hoy en día no se necesita mucho dinero para poder diversificar nuestras inversiones. Existen diferentes vehículos de inversión que juntan el dinero de muchas personas y lo invierten en diferentes activos y países. Estos fondos se pueden comprar de forma sencilla desde una app o plataforma online, y muchas veces con montos mínimos muy bajos.
En resumen, diversificar es una forma inteligente de invertir: protege tu dinero, reduce los riesgos y permite que tu inversión crezca en el tiempo, sin importar si hay crisis, inflación o crecimiento económico. Es una estrategia simple pero poderosa que todos podemos aplicar, sin importar la edad, el conocimiento o la cantidad de dinero que tengamos para empezar.
LUCIA CARBAJALES