Semana turbulenta en las bolsas globales
Cerramos una nueva semana marcada por importantes bajas en los mercados de Estados Unidos y Europa.
El índice S&P 500 entró en territorio de corrección tras cerrar el jueves más de un 10% por debajo de su máximo reciente. Esta caída se debió, una vez más, a factores políticos, luego de la implementación de los aranceles a la importación de acero y aluminio anunciados por la administración de Trump. En respuesta, tanto Canadá como la Unión Europea impusieron aranceles a productos estadounidenses, intensificando la guerra comercial.
El aumento de impuestos a las importaciones no solo se percibe como un freno para la economía de EE. UU., sino que también genera incertidumbre, un factor que los mercados de acciones suelen castigar.
A lo largo de la semana se publicaron indicadores económicos con señales dispares.
Por el lado positivo, el mercado laboral estadounidense mostró fortaleza. El informe JOLTS registró 7,74 millones de vacantes laborales, superando expectativas y su nivel previo.
En cuanto a la inflación, el índice de precios al consumidor (CPI) subió un 0,2% en el mes y un 2,8% en el año, cifras por debajo de lo esperado. Esto fue bien recibido por los mercados, ya que sugiere que los precios no están aumentando tan rápidamente como se temía. Aunque la inflación aún no alcanza el objetivo del 2% fijado por la Reserva Federal, se mantiene en niveles razonables.
Sin embargo, los datos de expectativas de inflación generaron preocupación. La encuesta de la Universidad de Michigan mostró que los consumidores esperan una inflación del 4,9% en un año y del 3,9% en cinco años, cifras muy superiores a mediciones anteriores. Estas expectativas son relevantes, ya que la inflación futura puede verse influida por la percepción de los consumidores. Además, el índice de confianza del consumidor de la misma universidad cayó más de lo previsto, lo que representa una señal negativa para la economía.
A pesar de los datos moderados de inflación, el mercado de bonos tuvo una semana estable. Hay dos razones principales para esto: primero, el impacto de los nuevos aranceles sobre los precios aún es incierto; segundo, si el crecimiento económico se desacelera o incluso se enfrenta a una posible recesión, la presión inflacionaria podría disminuir en el futuro.
En resumen, la volatilidad sigue dominando los mercados en un contexto donde las tensiones comerciales y la incertidumbre económica pesan más que los datos positivos del empleo y la inflación.
AGUSTIN QUEIJO